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Conejos de campo

conejos de campo
Los viejos romanos le descubrieron en la Península Ibérica por vez primera, y quedaron fascinados por su precioso pelaje. Desde ese instante, la presencia del conejo común o bien de campo se multiplicó alrededor del globo terráqueo, siendo considerado en muchas zonas como una horrible plaga. Conozcamos más sobre esta especie tan interesante.

Hábitat y morfología

Se halla distribuido desde el norte de África hasta el sur de Rusia, englobando una gran parte de Europa. Del otro lado del Atlántico, asimismo hallamos una fuerte presencia de este ejemplar en países como U.S.A. y Chile. En muchas zonas, la carencia de predadores directos ha traído como resultado que el conejo alcance superpoblaciones de enormes dimensiones, aun en lugares tan distanciados del planeta como Australia.

El hábitat más frecuente de esta especie, acostumbra a estar caracterizado por suelos areniscos y poco duros que aprovechan para cavar sus madrigueras. En general, habitan los bosques y las sabanas de poca flora, si bien asimismo son muy dados a frecuentar los cultivos y las grandes plantaciones en pos de lechugas y otras verduras.

En nuestra Península Ibérica, podemos encontrar abundantes ejemplares de conejo común, al que bastantes personas asocian equivocadamente con la liebre. No obstante, para distinguir las dos especies, independientemente que la liebre es mucho mayor, es suficiente con estirar las orejas del conejo cara delante para revisar que solo llegan a la altura del morro.

En estado adulto, el conejo llega a exceder los treinta centímetros desde la punta de la cola hasta el morro, con ciertos registros que acostumbran a llegar hasta los cuarenta y uno centímetros de longitud. Con un peso de quince kg, estos animales son preciosos por su rebosante pelaje y sus enormes ojos. La cola puede medir entre tres y seis centímetros, y sus extremidades delanteras son más largas que las siguientes.

Rasgos de comportamiento de los conejos comunes

Aclarar que a los conejos de campo asimismo se les conoce como conejos comunes. En condiciones de cautiverio, lo más conveniente es establecer pequeñas colonias de hasta diez individuos de los dos sexos. El conejo tiene un fuerte carácter territorial, con lo que procurará marcar su espacio con sus heces, y pegar sus patas contra el suelo para enseñar enfado, excitación o bien temor. En muchas ocasiones, esta actitud asimismo es utilizada como procedimiento de apareamiento, o bien para enfrentarse a otros machos.

Sin embargo, sus atributos gregarios establecen cierto nivel de jerarquía en el conjunto, al que sus miembros tienen la obligación de respetar (por servirnos de un ejemplo, el líder tendrá la preferencia para aparearse con la hembra). Curiosamente, el conejo es un animal coprófago, esto es, que se nutre de sus heces para reabsorber las substancias digeridas o bien pasadas por alto en la primera ingesta.

Por otro lado, se considera una suerte de hábitos nocturnos, puesto que a lo largo del día evita las elevadas temperaturas del Sol, ocultándose en su madriguera. Es mudo y reservado, al punto de continuar inmóvil ante situaciones de riesgo. Frecuentemente, se desplaza a través de grandes saltos y es capaz de conseguir una visión panorámica del ambiente con solo incorporarse sobre sus 2 patas traseras.

Hábitos alimentarios

Contrario a lo que bastantes personas piensan, el conejo no es un animal rumiante. Sus peculiaridades coprófagas le dejan regresar a digerir los comestibles mediante sus heces fecales, las que sostienen un alto contenido de proteínas. En su primera fase, estas heces se llaman cecotrofos, y están determinadas por un color verduzco de consistencia suave, que al regresar a digerir acabará siendo expulsado en un tono más obscuro y más grueso.

La dieta del conejo se halla compuesta eminentemente de plantas herbáceas, como las gramíneas de poca altura, y leguminosas como los guisantes, la alfalfa y las lentejas. De forma adicional, asimismo puede alimentarse de raíces y semillas, y frente a la escasez de comestibles, es capaz de escalar pequeños arbustos en pos de retoños. A lo largo del invierno, su menú se reduce a cortezas de árboles y pequeñas ramas.

Una de las causas por las que el conejo se considera una plaga en numerosos países, se debe a su insaciable hambre, llegando en ciertos casos de grandes poblaciones, a interrumpir el ciclo natural de desarrollo de ciertas plantas, y por tanto, de otras especies. En general, acostumbra a consumir entre trescientos y seiscientos gramos de comida al día.

Reproducción

Cuando la madre da a luz, a los recién nacidos se les llama gazapos. En todos y cada gestación pueden tomar sitio de 5 a 12 de estos ejemplares, si bien en muchas ocasiones el parto puede fallar, y una de las razones se debe al agobio que puede padecer la hembra a lo largo del proceso, en tal caso reabsorbe los embriones.

En el caso de éxito, los gazapos van a nacer treinta y dos días tras la gestación, sin pelos y completamente ciegos. Por espacio de 4 semanas continuarán en completa dependencia de la madre, quien va a deber proveerles de su leche y cuidarlos de posibles riesgos y amenazas del medioambiente. Pese a ello, en general solo consiguen subsistir una décima una parte de la camada.

Cumplidos los 8 meses, las nuevas crías se considerarán adultas, y van a estar listas para comenzar el proceso reproductivo, que toma sitio primordialmente en los primeros meses del año. Los conejos comunes alcanzan una media de diez años de vida, y por sus similitudes reproductivas con los humanos, son estudiados frecuentemente en el campo de la embriología.

Cría en cautiverio

La cunicultura es la actividad de criar conejos en entornos artificiales. Se considera una práctica fácil, al no requerir de cuidados singulares, y además de esto por la sencillez con que se consigue amaestrar a estas especies.

Poseedores de un carácter curioso y jovial, los conejos son una compañía ideal para los más pequeños de casa. No precisan ser bañados, y se aconseja la cría de más de un ejemplar por su marcado rasgo social. Se aconseja nutrirlo primordialmente de heno, y conjuntar con frutas y vegetales. La subespecie más demandada es el conejo enano, si bien podemos localizar otras igualmente atractivas como el blanco americano, la Liebre Belga o bien el Gigante de España.